La vida se va construyendo a partir de una cadena de decisiones y, como padres, nuestro mayor deseo es que nuestros hijos tomen las que los hagan crecer como seres humanos felices y respetuosos con ellos mismos, con quienes los rodean y con su entorno.
Este espacio es para compartir algunas estrategias que esperamos les sean útiles para conversar con sus hijos sobre los contenidos que consumen en la tele y en la radio.
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En el ejercicio de formar a los niños en su elección de contenidos, debemos reflexionar sobre lo que ven y escuchan. Cuando los hijos son pequeños, somos los padres quienes tomamos las decisiones sobre lo que oyen y lo que ven.
A veces, sin darnos cuenta, los exponemos a los contenidos que seleccionamos para nosotros: sintonizamos la estación de radio o el programa de televisión que nos gusta, por ejemplo.
Consulte la programación de su estación de radio y canal de televisión, detecte los contenidos que son aptos para la edad de sus hijos, y hable con ellos sobre el por qué creen ellos que estos contenidos son apropiados.
¿Escucha o ve el mismo noticiario todos los días? Mañana pruebe uno nuevo. Comparta este ejercicio con sus hijos.
Hablen sobre lo que les gusta y lo que no: los contenidos, la voz del conductor, la forma como se presentan las noticias, las opiniones del conductor o de los columnistas, el comentarista de deportes o cultura, ¿hay notas de espectáculos, el clima o finanzas?, ¿hay música de fondo?, ¿hay más o menos cortes comerciales que en su programa habitual?
En los países democráticos, como el nuestro, los medios de comunicación ofrecen muchas alternativas. A eso se le llama pluralidad y lo que quiere decir es que hay una oferta amplia y que corresponde a cada uno de nosotros la responsabilidad de elegir la que más nos gusta.
La decisión sobre cuánto tiempo pasan nuestros hijos mirando televisión es de cada mamá y papá y en ella intervienen factores como la edad del niño o la niña, su comportamiento (¿el estar sentados mucho tiempo ha tenido consecuencias en su peso? ¿ha detectado problemas en los patrones de sueño?) y, desde luego, la calidad de lo que ve.
Pongamos atención a lo que están mirando los niños y si no nos gustan los contenidos, reflexionemos con ellos: ¿por qué te gusta ese programa? ¿a quién crees que está dirigido? ¿qué personaje es el que más te gusta? ¿por qué? ¿puedes nombrar tres conductas positivas y tres negativas presentes en el programa? ¿habrá otro, en el mismo horario, que sea igualmente divertido? ¿buscamos?
¿Y qué pasa si en ese mismo horario no hay nada que agrade a ambos?, dé otras opciones: leer un libro, armar un rompecabezas, salir a pasear al perro, ir al parque, mirar una película...Ojo, cuando brindemos alternativas tenemos que asegurarnos que sean realizables y constantes. En algunas, tendremos que considerar tiempos de nuestra propia agenda o solicitar la ayuda de un adulto, para que acompañe a nuestro hijo.
Todos los excesos son malos. Hay que encontrar un balance entre el tiempo que nuestros hijos ven televisión y el que invierten haciendo otro tipo de actividades.
Estar comunicados con nuestros hijos nos da mucha tranquilidad, es cierto, pero el entregar un celular a los niños es una decisión que tenemos que meditar con calma.
¿Qué edad tiene nuestro hijo?, ¿para qué va a usar el celular?, ¿el entregarle uno pone en riesgo su seguridad?, ¿el que lo porte me permite estar tranquilo porque sé que me puede localizar en caso de emergencia?
Hay dos tipos de celulares, los teléfonos inteligentes o smartphones, que permiten acceder a Internet y cuentan con una tienda de aplicaciones donde los niños pueden descargar redes sociales (como Facebook, Twitter o WhatsApp), juegos, etcétera. Luego están los celulares convencionales que sirven para realizar llamadas y enviar mensajes de texto.
Los expertos recomiendan que si nuestro hijo tiene menos de 12 años, no debería tener celular. Sin embargo, si el teléfono le sirve para comunicarle que ya salió de la escuela y llegó a casa, puede considerar un teléfono convencional.
En el caso de las niñas y niños mayores de 12 años, se podría considerar un aparato que cuente con Internet y acceso a ciertas aplicaciones. Para decidir cuáles, tendría que consultar a su proveedor de servicio. Desde luego, es importante hablar con nuestros hijos sobre la utilización responsable de este medio de comunicación y establecer reglas que no sólo impactarán su conducta sino también nuestro bolsillo.
En México al 20 de febrero de 2023, hay un total de 2,207 estaciones de radio; 386 de AM y 1,821 de FM (Click aquí para más información). A éstas habría que sumar las que transmiten sólo por Internet.
Nuestros hijos escuchan la radio -ya sea porque tienen una o varias estaciones favoritas o porque están expuestos a ella en casa, en el auto o en el transporte público-, por eso es importante que estemos al tanto de lo que escuchan.
Si utilizan auto particular para transportarse, deje que sea su hija o hijo quien sintonice la estación. Lo mismo si oyen la radio en casa. Escuche sin hacer juicios de valor.
Si no sabe qué emisora sintonizan sus hijos, pregunte con naturalidad: ¿qué te gusta oír en la radio?, ¿por qué te gusta?, ¿tienes algún locutor preferido? Si al escuchar la estación usted detecta contenidos no apropiados, haga más preguntas. Es importante averiguar por qué esa programación o ese locutor atraen a su hijo.
Presentar un texto de Internet como propio es una práctica común entre los estudiantes. En la mayoría de los casos no hay mala fe sino un desconocimiento de cómo manejar las fuentes, sin embargo, aunque no haya mala intención, el copiar y pegar en forma literal un texto sin citar la fuente o el cambiar algunas palabras para que no parezca el mismo, es plagio y es una conducta inaceptable.
Resulta común que los profesores dejen una tarea y, a la siguiente sesión, tengan copias exactas de lo que tenían que ser trabajos individuales. El acceso a Internet abre, literalmente, un mundo de fuentes a las y los estudiantes, por eso es importante hablar con nuestros hijos e hijas sobre temas como los derechos de autor y cómo citar las fuentes.
Si bien es un tema que se va a reforzar en la escuela, es también una oportunidad para hablar en casa sobre la ética, la individualidad y el orden de los pensamientos.
La práctica "copiar-pegar" es útil para elaborar trabajos en forma rápida pero no genera aprendizajes ya que no estamos utilizando nuestra capacidad para separar la información útil y valiosa de la que no lo es. Sin esa capacidad tampoco ejercitamos la habilidad para analizar y ordenar.
El "copy-paste" impide practicar la escritura y, finalmente termina con la posibilidad de comprender el texto para conservarlo en nuestra memoria a largo plazo. En otras palabras: "copiar-pegar" obstaculiza el aprendizaje.
La próxima vez que se siente con su hija o hijo a supervisar la tarea, hablen del tema. Desde luego que es válido usar la información de Internet como fuente pero primero -hay que validarla-, es decir, hay que asegurarse que el sitio de donde la extraemos es serio y, luego, hay que citar: si el texto se copia en forma literal, hay que colocar comillas al principio y al final del mismo. Además, hay que mencionar la fuente. Ya sea al principio de la oración, por ejemplo: "En un artículo publicado en la página de Internet del periódico tal, el historiador tal afirma que..."
Otra opción es añadir una nota a pie de página con la dirección de la página web de donde se extrajo la información. Junto a esta debe aparecer el nombre del autor del texto, el título completo del mismo y el nombre del sitio de Internet del que se extrajo.
La alfabetización mediática e informacional (AMI) nos puede ayudar a brindar a nuestros hijos las herramientas que requieren para buscar información, compararla, analizarla y hacer un uso responsable de ella.
Cuando nuestros hijos son pequeños es fácil mantener un lazo cercano de comunicación, sin embargo, conforme avanza el tiempo, por temas propios de la edad, hay que hacer un esfuerzo más consciente -particularmente- con los preadolescentes y adolescentes que están en busca de independencia y privacidad.
En lo que respecta a los medios de comunicación: televisión, radio, prensa, cine, Internet y redes sociales, es importante estar al tanto de los mensajes a los que están expuestos nuestros hijos.
En la medida de lo posible, intente que el televisor esté en un espacio común de la casa para que pueda estar al tanto de lo que miran sus hijos y los videojuegos que disfrutan.
Lo mismo con la computadora. Procure no abrir cuentas de redes sociales a su hija o hijo menor de 16 años. Si son mayores, hable con él o ella de las reglas básicas como: no compartir información personal, no subir fotografías de él o ella, ni de la familia sin que antes usted pueda verlas y -sobre todo-, insista que lo que se escribe en una red social o se comparte a través de un teléfono celular es información que queda ahí para siempre.
El ciberbullying es el acoso que reciben las niñas, los niños y los adolescentes, de sus pares, a través de redes sociales, telefonía móvil y videojuegos en línea.
Para la mayoría de las niñas, niños y adolescentes, es muy difícil recurrir a un adulto para comentarle el problema, por eso debemos estar muy atentos y hacer preguntas de vez en cuando, particularmente, si notamos un cambio en la conducta de nuestros hijos: insomnio, inapetencia, renuencia a asistir a la escuela, mal humor, depresión, sobresalto cuando suena su celular, entre otras.
En el caso de los videojuegos, ofrézcase a jugar en él o ella para saber qué aplicaciones tiene instaladas, cómo funcionan y con quién juega o mantiene comunicación.
Nuestros hijos están expuestos a la música a través de CD's, DVD's, mp3, Internet, televisión y desde luego, la radio. ¿Qué escuchan?
Sin juzgar, prestemos un oído para saber cuáles son los intereses musicales de nuestros hijos. Conversemos con ellos sobre sus artistas favoritos, escuchemos la letra de las canciones y pidamos que nos cuenten de qué se tratan. Sintonicemos la misma estación de radio.
Pida a su hija o hijo que grabe en su celular 10 de sus canciones preferidas. Sugiera usted 10 de las que usted disfruta en forma de intercambio. Generemos un lazo a través de la música.